Resulta innegable para todos quienes somos parte de la labor educativa, que la situación actual de la educación, así como de todos los aspectos inherentes a la vida en sociedad, han cambiado drásticamente en las últimas décadas. La sociedad de la información y la comunicación ha pasado a reemplazar los paradigmas anteriores y a apropiarse de las diferentes modalidades de interacción de los seres humanos tanto en el plano social, como en lo económico y lo político. Si a esto le sumamos la crisis mundial debido a la pandemia del COVID 19, esta visión se vuelve aún más radical.
Al analizar esta situación desde el punto de vista educativo, se plantea una problemática que a primera vista produce incertidumbre y temor, pero que, enfocada desde una perspectiva resiliente, nos brinda opciones esperanzadoras y oportunidades que probablemente en otro contexto no hubiesen podido –o querido– ser abordadas de una manera tan urgente como se terminaron abordando. ¿Cuál es el rol del docente en los retos actuales del siglo XXI?, es la interrogante que nos invita a la reflexión, y cuya posible respuesta, se tratará de enfocar desde tres ejes de análisis: las competencias digitales del docente, el conocimiento metodológico y la actitud proactiva ante los cambios como eje transversal de la transformación educativa.
Los procesos educativos sufrieron una metamorfosis drástica obligada por la crisis de la pandemia; el analfabetismo digital reinante en un gran porcentaje de la población docente de Latinoamérica, evidenció la necesidad de cambios urgentes en la educación, que no solo pasaban por el aprendizaje de nuevas herramientas didácticas de tipo virtual, sino también un cambio en la visión y los enfoques metodológicos que tradicionalmente habían sido utilizados en los procesos de enseñanza aprendizaje.
Los maestros, aparte de tener que adecuarse a cambios metodológicos de aprendizaje y enseñanza al nuevo entorno educativo, en la actualidad tienen el reto de adquirir conocimiento, habilidades y actitudes digitales que orienten al estudiante a hacer uso crítico de la tecnología, no solo en el aula, sino también en casa, en su vida social. (Guaman-Chávez, 2020, p. 23)
Esto implica para el docente, un cambio de paradigma, pero sobre todo una actitud resiliente, que le permita hacer una autoevaluación, determinando con certeza aquellos conocimientos que requiere para mejorar sus habilidades en el campo de las TIC, y así mejorar la forma de llegar a los estudiantes, más aún en la modalidad online instaurada de forma prácticamente obligada en los procesos educativos.
Es por esto que el uso de las nuevas tecnologías se hace tan imperante para el profesor, convirtiéndose en una herramienta motivacional para que los estudiantes -nativos digitales- vean la educación de una manera distinta, y a la vez cuenten con recursos audiovisuales que permitan el uso de todos sus sentidos para una mejor comprensión de los conceptos estudiados. (Guerrero y Prieto, 2020, p. 259)
Pero el hecho de saber usar nuevas herramientas digitales para implementar en sus clases, no es suficiente para provocar cambios significativos en la educación. Desde el punto de vista pedagógico, sabemos que muy poco sirve saber, sin saber hacer, esto significa que la metodología utilizada debe ser acorde al contexto, pero sobre todo al desarrollo de la comprensión y el uso flexible de los conocimientos en nuevas áreas del saber (Stone, 1999), produciendo aprendizajes que estén más cercanos a la experiencia real y al saber de los científicos.
Esto implica que el docente debe estar actualizado en modelos pedagógicos y metodologías activas, que le permitan ofrecer al alumnado ambientes de aprendizaje en que puedan desarrollar “una actitud de indagación permanente, fomentar el aprendizaje de competencias (generar entornos de aprendizaje), mantener una continuidad del trabajo individual al trabajo en equipo (apostar por proyectos educativos integrados) y favorecer el desarrollo de un espíritu ético” (Viñals Blanco y Cuenca Amigo, 2016, p. 112).
Poniendo en contexto estas características expresadas, se debe mantener una actitud reflexiva, que propenda a la actualización, que permita el diálogo ante nuevas ideas y aportes (Benejam, 2015), por lo cual resulta obvio el hecho de que los maestros deben estar dispuestos a embarcarse en estos cambios, que no resultan fáciles para ninguno, pero que en cierto modo, miden el verdadero espíritu de profesionalismo y la vocación docente.
Los cambios siempre acarrean dificultades, desde la interiorización de la nueva realidad, hasta el hecho cierto de los impedimentos físicos y económicos de una sociedad como la nuestra, en la que la labor docente no es bien remunerada. Ante estas circunstancias, y dejando de lado los eufemismos, solo quedan dos caminos viables, o nos enfrentamos a la situación con valentía y actitud proactiva, o nos dejamos hundir por las excusas que siempre nos proveerá el contexto incipiente, en el que la falta de valoración hacia la labor docente ha sido el denominador común.
Si nuestra decisión es la adecuada, entonces podemos concluir que nuestro rol como docentes ante los retos de la nueva normalidad, son principalmente:
- La alfabetización digital en el diseño de nuevas herramientas didácticas que permitan una interactividad y motivación, esenciales para hacer significativos los aprendizajes.
- Una actualización pedagógica constante que nos invite a la búsqueda de nuevos modelos y metodologías, para el desarrollo de una verdadera comprensión y de habilidades del pensamiento.
- Y por supuesto, una actitud proactiva frente a los cambios, que nos impulse a mejorar constantemente. en concordancia con la pasión y el amor hacia esta profesión tan sufrida pero gratificante.
Referencias Bibliográficas
Benejam, P. (2015). ¿Qué educación queremos? Octaedro.
Guaman-Chávez, R. E. (2020). El Docente en Tiempo de Cuarentena. Revista Tecnológica-Educativa Docentes 2.0, 8(2), 21–27. https://doi.org/10.37843/rted.v8i2.154
Guerrero, C., y Prieto, Y. (2020). Características de un Docente Innovador: Siete Claves para Una Buena Práctica Docente. Revista Scientific, 5(18), 254–275. https://www.indteca.com/ojs/index.php/Revista_Scientific/article/download/467/1198
Stone, M. (1999). La Enseñanza para la Comprensión. Paidós.
Viñals Blanco, A., y Cuenca Amigo, J. (2016). El rol del docente en la era digital. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 30(2), 103–114. https://www.redalyc.org/pdf/274/27447325008.pdf